Catedral de Lyon

La catedral de Lyon es uno de los pilares de la ciudad y a lo largo de los años ha sido el escenario de importantes acontecimientos históricos, religiosos y culturales como el Concilio de Lyon o la celebración de los matrimonios de numerosos monarcas, por lo que guarda infinidad de historias entre sus paredes.

La catedral de un vistazo

La construcción de la catedral comenzó en 1175, pero no se vería finalizada hasta tres siglos después, en 1481. Al haberse completado en un periodo de tiempo tan largo, la decoración cuenta con una peculiar mezcla de los estilos arquitectónicos que caracterizaron las diferentes épocas, mostrando un aspecto en el que se entrelazan el gótico y el románico.

La imponente fachada de estilo gótico saluda a los visitantes con su gran rosetón y 300 medallones que representan diferentes momentos bíblicos. En los nichos de la fachada se echan en falta las estatuas de los santos y ángeles que fueron destruidas por los calvinistas en el siglo XVI.

Una vez en el interior, nos encontramos con un templo creado con los retales de antiguos monumentos romanos desmantelados iluminado por las luces y sobras proyectadas por sus vidrieras de 1390.

Uno de los puntos de la catedral que llama la atención de los visitantes es el reloj astronómico del siglo XIV que, además de la fecha y la hora, marca la posición de la luna, el sol, la tierra y las estrellas.

Cuando se pone en funcionamiento, se puede ver una escena con autómatas en la que se representa la Anunciación.

La catedral ofrece una experiencia inmersiva sobre la historia de la ciudad, para la que cuenta con actores, proyecciones de luz y efectos visuales que envuelven las paredes y techos del templo para ofrecer una experiencia sorprendente. El espectáculo se realiza varias veces al día, tiene una duración de 30 minutos y se realiza de forma gratuita, pero suele haber mucha gente haciendo cola y hay un aforo reducido.